El primer florecimiento
(Este pequeño agregado, junto con alguno que otro mas, dará una breve explicación de la historia antigua de la región nor-occidental de Los Reinos, para que puedan entender la historia que publicaré a continuación en las próximas entregas.)

Durante milenios, los elfos dorados habitaron en Illefarn (donde ahora está Aguas Profundas) y en Eaerlann (a lo largo del Río Brillante). Desde sus adornadas ciudades-bosque comerciaron con las emergentes naciones humanas como Nezheril e Illusk, y repelieron los ataques de las razas de trasgos. Mientras tanto, los clanes de enanos se unieron formando la nación de Delzoun, llamada así por el enano que forjó la unión. La nación, que existió primeramente bajo tierra, se extendía desde las Montañas de Hielo hasta las Montañas Bajas. El Paso de la Argluna era su frontera oeste y el Mar Estrecho era su costa oriental. Los orcos llegaron desde la Columna del Mundo pero sufrieron una gran matanza por parte de los elfos. Hoy por hoy, éste es un hogar y una fortaleza para los orcos y razas similares.
Las Guerras de la Corona
Los humanos inmigraron en tropel desde el Mar Brillante hasta la Costa de la Espada. Se convirtieron en marinos, batiéndose con el mar hasta Lunshaes, Mintarn, Ruazhym y las islas del norte. Los elfos se enzarzaron en una incesante guerra contra los humanos y los orcos tomaron posesión de las ruinas resultantes. Tal vez la mayor calamidad que aconteció a la Gente Justa fue la Tragedia Oscura, una magia asesina que tomó la forma de una oscura nube ardiente. Ésta envolvió el reino de Mieyritar, y al desaparecer unos meses más tarde ya no vivía ni un solo elfo, ni quedaban árboles. Solamente quedó un extenso páramo desierto: el Alto Páramo.

No fue todo oscuro para los elfos. Aunque en retirada, a medida que las hordas de humanos bárbaros y de orcos aumentaban en fuerza, su poder crecía en la Corte de los Elfos y en Eternôska (que ha permanecido como fortaleza hasta hoy). Creían en la idea de una colaboración entre enanos, humanos bondadosos y otros elfos en convivencia mutua contra los orcos, los humanos indeseables y la marea de bestias (ogros, grandes trasgos, trolls, trasgos, gnolls y criaturas no humanas) dirigidos por el creciente poder de los gigantes. Asombrosamente, en al menos tres lugares (los Reinos Caídos y las ciudades de Argluna y Myt Drannor) consiguieron su objetivo.

Al este, en las arenosas costas del tranquilo y brillante Mar Estrecho, las aldeas humanas de pescadores crecieron hasta convertirse en pequeñas ciudades, que después se unirían como la nación de Nezheril. Los sabios creen que los pueblos pescadores fueron unificados por un poderoso hechicero humano que había descubierto un libro de gran poder mágico que había sobrevivido desde los Días del Trueno, un libro que la leyenda llama los Pergaminos Sombríos. Bajo este hechicero anónimo y los que le siguieron, Nezheril creció en poder y gloria, convirtiéndose en el primer país humano del Norte y en el más poderoso. Dicen algunos que este descubrimiento marcó el nacimiento de la hechicería humana, ya que antes de ese momento la humanidad sólo disponía de chamanes y doctores brujos. Durante más de 3.000 años Nezheril dominó el Norte, pero ni siquiera sus legendarios magos fueron capaces de detener su destino final.

El éxodo de los elfos
Esta época dejó atrás las fortalezas maduras de los elfos para ser saqueadas por parte de los humanos y los orcos. Cuando los elfos decidieron abandonar el Norte para viajar a Eterniôn, sus talleres desaparecieron rápidamente, dejando sólo lugares como el Viejo Camino y un puerto en ruinas en el Bosque Alto para marcar el paso de Eaerlann. Y sin embargo no fueron sólo los elfos quienes desaparecieron de sus hogares de toda la vida. La nación humana de Nezheril también se mantuvo en la antesala de la historia.
La muerte llegó a Nezheril en forma de desierto, devorando el Mar Estrecho y dispersándose para llenar sus orillas de polvo seco y arena. La leyenda cuenta que cuando los grandes magos de Nezheril se percataron de que su país estaba perdido, lo abandonaron y a sus compatriotas, huyendo a todos los rincones del mundo y llevándose con ellos los secretos de la hechicería. Lo más probable es que ésta fuese una migración lenta que comenzó hace 3.000 años y llegó a su fin 1.500 años más tarde.
Cualquiera que sea la verdad, los hechiceros ya no volvieron a vivir en Nezheril. Al norte, la otrora majestuosa fortaleza de los enanos en Delzoun pasó por días realmente duros. Luego los orcos se lanzaron a la carga. Los orcos siempre han sido enemigos en el Norte, saliendo de sus agujeros en tropel cada pocas decenas de generaciones, puesto que sus guaridas normales ya no pueden acoger a todos los que nacen. Esta vez salieron a la carga de sus cavernas en la Columna del Mundo, de las minas abandonadas de los Picos Grises, de las enaneras perdidas de las Montañas de Hielo, de las criptas de las Montañas Bajas y de las entrañas de las Montañas de la Alta Luna. Nunca antes se había visto tal desbandada de orcos. Delzoun se desmoronó antes de esta gran embestida y fue conducida sobre sí misma. Nezheril, sin sus hechiceros, fue borrada de la faz de la historia. Los elfos de Eaerlann resistieron solos el brutal ataque, y con la ayuda de los tritones de Túrlang y otros aliados anónimos, pudieron evitar los días finales de su país durante unos cuantos siglos más.
En el este, Eaerlann construyó la fortaleza de Cuerno de Ascal y la cedió a los refugiados de Nezheril, ya que sus seguidores levantaron la ciudad de Karse en el Bosque Alto. Los que huyeron fundaron Lorkh y Aguas Fuertes. Otros vagaron por las montañas, colinas y páramos al norte y oeste del Bosque Alto, convirtiéndose así en antepasados de los Úzhgar y fundadores de Argluna, Eternlund y Sundabar.
La expansión de los humanos
Los adaptables humanos hicieron uso de la magia que pudieron arrebatar o aprender de los Pueblos Orgullosos para derrotar a todos los enemigos, rompiendo (durante un tiempo) el poder de los gigantes y los orcos. Se fundó Aguas Profundas. El último de los elfos de pura sangre se extinguió, resultado de los continuos matrimonios con humanos.

En el lejano oeste, también habitaron los hombres: sabios y listos primitivos llamados los Cazadores del Hielo. Vivieron de forma sencilla en la costa desde tiempos inmemoriales, incontables generaciones antes de que los primeros fundadores de Nezheril llegaran a la orilla oeste del Mar Estrecho. Sin embargo, este pacífico pueblo cayó presa de otra invasión desde el sur: ordinarios barcos que transportaban a una raza de hombres altos y de pelo rubio que echaron a los Cazadores del Hielo de sus tierras ancestrales.
Esta raza, conocida como los Norteños, extendió granjas y aldeas a lo largo de la costa desde las orillas de Aguas Tortuosas hasta las gargantas del Mirar. Los guerreros norteños expulsaron a los Cazadores del Hielo bien lejos hacia el norte, obligaron a las familias de trasgos a regresar a sus guaridas de la montaña e instigaron el último Consejo de Illefarn. Tras los 500 años que siguieron a la llegada de los norteños, Illefarn dejó de existir: sus residentes habían emigrado a Eterniôn.
Desde la Costa, los Norteños navegaron hacia el oeste, reclamando y estableciendo colonias en las principales islas occidentales de Ruazhym y Gundarlun, extendiéndose con el tiempo a todas las islas del mar del norte. Otros emigraron hacia el norte, pasando la Columna del Mundo, y se convirtieron en los auténticos bárbaros salvajes del Valle del Viento Helado.
En los siglos siguientes, Cuerno de Ascal se convirtió en el Castillo Puerta del Infierno cuando cayó en manos de desalmados, y Eaerlann pereció bajo el ataque de una nueva horda de orcos. Los elfos huyeron al sudeste, uniéndose a los Norteños, descendientes de los de Nezheril, y a los enanos para formar lo que más tarde se conocería como el Reino Caído. Este reino tuvo corta vida y se derrumbó bajo la siguiente invasión de los orcos. Esto supuso un duro golpe para las razas de trasgos del cual aún tienen que recuperarse.
1 comentario:
Muy bueno ari.. solo eso... comento xq sino desis que no lo leo!!!
jajajajaj
besos
Olken
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