jueves, 31 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - La despedida de Naria

La despedida de Naria



"¿Y que será de la enana?" -Preguntó Felagund saliendo de su esimismamiento provocado por aquel despliegue de poder divino al devolverle a Roy el hálito vital, a pesár de haber visto esto ya en la magia antigua, no se acostumbraría jamas a aquel acontecimiento.-


Luego de mirar a la aludida durante un rato, Renvor giró su cabeza a quien preguntó- "Nada puedo hacer yo ya, pues ella ya ha llegado con su creador, el Forjador de almas, si ella deseara volver deberia de hacerlo por medio de un hacedor de la palabra de Moradin"


"Pero aun hay algo que puedo hacer por ella" -Resolvió desenvainando nuevamente su espada bastarda que pese a no poseer joyas de ninguna clase se la veía un arma espléndida y bien equilibrada, y tensando todos los musculos de ambos brazos con los que esgrimia su arma realizó un corte sobre la roca solida que constituía el piso del largo de la enana, unos pies mas, hundiendo el arma casi hasta la empuñadura, un golpe de magnitud tal que el piso parecio temblar ante su movimiento. El arma hizo ceder la piedra como si de carne se tratara y sin un rasguño ni dificultad salió de la piedra Y repitió esto formando una especie de rectángulo-


"Ayúdame Roy" -Le dijo Renvor mientras hacia ademan de alzar la piedra rectangular gigante que habia cortado recientemente.-


Roy sabía que tenía que hacer. No fue por la piedra, ya que imagino que estaría pensando Renvor, y fue a agarrar por los hombros el cuerpo de la Naria. En una impresionante demostracion de control fisico, Renvor, tensando toda su espalda al agarrarla alzó aquella piedra, y agolpandose la sangre en sus brazos y cuerpo aquel hombre no tan corpulento como su proeza hubiera indicado ubicó la piedra, de final convexo, dada vuelta, al costado del gran hueco que Renvor habia logrado. Sir Greenhilt, que iba a ubicar a la mujer enana en el pozo fue detenido por Renvor.


"Espera... Hay algo que... Esto." -Sacó de la espalda de la enana una singular mandolina con la misma forma que tuviera una espada larga, con excelente cincelado en que vendría a ser la empuñadura como en la hoja, toda de madera, hueca en su interior, y con cuerdas de un lado de la cara. Y se acercó con aquel insólito intrumento a el otro enano que parecía estar recobrando el conocimiento- "Maese enano, algo me dice que ella hubiera querido que usted tenga esto." -Le dijo Renvor, y pareció que aquellas palabras terminaron de escrarecer la mente del atribulado Tool, quien a pesar de demostrar haber recuperado la conciencia, la tristeza no escapaba de sus desencajadas facciones a través de las pobladas barbas y cejas...-


Dicho esto se volvió a donde Roy asintiendo, quien entendió la seña y dejó el cuerpo de Naria
en el hueco. Para que el resto del grupo pudiera despedirse de ella a su manera.

miércoles, 30 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - Resurrección

Resurrección

Y llegaron nuevamente a aquella habitación donde Ensaloth acuclillado, ahora trataba en lo que parecían vanos intentos de despertar el confundido cerebro de Toolegar quien se hallaba sentado contra una pared y con ambas manos sobre la sien, como si intentara detener el movimiento de la cabeza, que era inexistente, pero era resultado de los ataques mentales que había recibido, y de los que aún no se recomponía.

A un costado yacían los dos cuerpos, el de Naria, la enana de oscura piel, y voluptuosas formas, que mas de una vez había llamado la atención de Tool, ahora tomando una tez mas blanquecina, y el de Roy a quien, a pesar de la muerte haberle llegado, sus facciones comprobaban una calma y una paz difícil de entender. Felagund en cambio, sonreía, pues la única forma de que ese peculiar par de aventureros hubiese vuelto de aquel pasillo, era que su venganza contra aquellas acerbas criaturas haya sido fraguada

Renvor se acercó al cuerpo de Roy, se agachó y apoyando la rodilla derecha, acunó con el brazo derecho la espalda del fallecido clérigo, mientras la izquierda la fue pasando desde la frente hacia el pecho, donde el frío metal de las placas cubría sus entrañas. Mientras hacía esto, una aureola brillante blanquecina y semitransparente se formó de aquella mano.

"Despierta fiel seguidor del Juez de los Condenados" -Dijo Renvor con cálidas palabras- "Que aún no es tu hora, aun puedes cumplir con tu destino."

Al terminar de pronunciar aquellas palabras, los movimientos vitales de Roy empezaron a notarse, una suave respiración, y calmada. Como si despertara de un largo sueño Roy Greenhilt abrió sus ojos, para encontrarse con Renvor sosteniéndole.

"Gracias a los dioses por este milagro" -Pensó Mirael alzando la vista a un punto incierto tal vez del techo-

"¡Mi Señor Kelemvor!" -Dijo Roy con sorpresa, con sus ojos fijos en aquel que le había traído de entre los muertos y todos miraron aquel encuentro entre el misterioso Renvor y él-
"Me confundes amable clérigo, quizás es que haz recorrido un trayecto largo" -Respondió Renvor, tranquilo-

"Pero... recién yo estaba en la ciudad de los muertos y... Tu... Ahora lo comprendo... " -Respondió cambiando rápidamente la forma de dirigirse a aquel que le había traído de entre los muertos- "Tiene razón señor, mis disculpas por mi confusión, y mi agradecimiento por este milagro que ha perpetrado por la gracia del Señor de los muertos. Me llamo Roy Greenhilt." -Concluyó-

"Señor de los muertos, ahora entiendo yo también" -Se cruzó por la cabeza de Mirael, con la seguridad ahora en sus movimientos-

miércoles, 23 de enero de 2008

Bajo la mansion de Gaarghmand - Renvor frente a los incorporales

Renvor frente a los incorporales



El intrigante caballero de cota de mallas enfiló para el oscuro pasillo acompañado por Mirael, mientras Felagund trataba de despertar al aún desvanecido Tool, quien aun permanecía tendido en el piso por efectos de las devastadoras migrañas de los ataques mentales ilicidos.



"Un clerigo no hubiera podido, porque sus almas aun no estan en la ciudad de los muertos, sino que siguen aprisionados aqui, por razones que no son naturales." -Explicaba Renvor, mientras caminaba a paso tranquilo hacia la oscuridad, en compañia del Monje.- "Les haré llegar a donde corresponde"



"¿Quien será este hombre? ¿Será capaz de hacer lo que nosotros aun no pudimos? ¿El solo? Quizás entre los dos les demos batalla" -Pensaba para sus adentros el sabio y perspicaz Mirael-



Llegaron a la intersección, mas siguieron caminando...



Al tiempo que el pasillo norte se fue tornando antinaturalmente frio Renvor había desenfundado su espada bastarda. Y alzóle en una mano, en singular demostración de su habilidad con la misma mientras seguía caminando.



La oscuridad pronto se fue tornando impenetrable, mas esto no amainó al confiado e intrigante personaje.


Y llegaron entonces donde habia tenido lugar el avistamiento de los espectros y la posterior huida.

Renvor tomó su arma con las dos manos delante de él, ubicando la empuñadura a la altura de su boca y la punta del arma indicando al techo. Y pronunció con la seguridad que aún mantenía y la voz grave que le distinguía llenando la fria habitación:

"¡Criaturas del inframundo! Presentadme a los esbirros de almas que habeis conseguido recién y no os pertenece, el Señor de los muertos asi lo ordena." -con imperioso porte-

El titulo de Señor de los muertos aun se mantenía en la cabeza de Mirael que seguia pensando en quien era y que vocación tendría este hombre, cuando dos entes incorporeos rodeados de un antinatural frio que afecta el alma, de vacías cuencas oculares, del tamaño de un humanoide normal, flotando a un metro nomás. Una brisa que calaba los huesos empezó a moverse hacia el sur desde aquel oscuro paramo, portando unos susurros incomprensibles, a la vez que la brisa tomaba fuerza y se tornaba en una ventisca:

"Lahz nefshadul, Arh senlishnahz, dulak ¡USHMAST!" -Como si el propio viento hubiera hablado-

Ante tal presencia Mirael alzó el brazo para cubrirse del viento. Mas Renvor no se inmutó. Algo intangible que no se alcanzaba a discernir le protegía, aunque el viento habia levantado su tabarda y sus pelos, que ondulaban impasibles al paso de aquella amedrentadora ventisca.

Casi inmediatamente el viento cesó. Y Renvor realizo un solo movimiento preciso que traspasó a los dos entes, que alli se hallaban con su hoja. Un lamento agonico expelido de las incorporales entrañas de los indefinidos seres, y su posterior disipación dió a entender que los mismos habian sido destruidos.

"Vámonos Mirael, ya nada queda por hacer aquí... Estos dos entes ya han sido despojados de la existencia y las almas fueron liberadas, ahora podemos volver a concluir el trabajo." -Confirmando asi los pensamientos del monje-

"Si.. Renvor" -Le contestó-

Y emprendieron el camino de vuelta.

domingo, 20 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - Por la salvación de sus almas

Por la salvación de sus almas

¿Como podía ser? Zalbath era un más que capaz combatiente con una irrevocable fe en su deidad, que hacía que incluso el mas necio lo pensara dos veces antes de entrar en combate con el. Y según aquel campeón de Tyr, cuya palabra era defendida con su estricto sentido del honor y justicia, ubicándose entre los más aguerridos de su credo, la batalla contra los duergar y sus amos ilicidos no había sido posible vencerles, y aquellas minas eran ergo inexpugnables.
¿Acaso entonces este hombre estaba controlado también por los ilicidos? Se preguntó Mirael preso de tantas dudas que perturbaban su mente. Trató de hacer memoria de cuando intento ir hacia aquel pasillo en compañía de Toolegar, el enano y el gnomo compañero de la mercenaria de Marcus Greenhilt, hermano del ahora difunto clérigo Roy Greenhilt.
Recordó los ataques e intrusiones mentales, mas no vió nada a causa de la niebla, que se dio a lugar solo instantes después de haber entrado a aquella parte de la intrincada construcción subterránea. Recordó haber visto a travéz de la niebla, a la silueta de un humanoide de complecciones alargadas y mas de dos metros de altura, pues esta medida se perdía en la niebla. Esta criatura también se movía cual robot. Y su complexión física concordaba con la criatura descripta por Zalbath. En su mente hicieron mella los instantes en que sus compañeros eran dejados desvalidos a efectos de los múltiples ataques de los desolladores mentales. Y que el tuvo que retroceder llevando a la rastra a su compañero enano, mientras del gnomo, entre la niebla, lo perdió, cual sombra en la noche. Sin ponerse a pensar, ya que aquello confería un dolor indescriptible que lo haría incapaz de articular movimientos, mediante un acto reflejo tomo de una de las placas de la armadura a su indefenso y amedrentado compañero enano y le llevó atrás a la mayor velocidad que logró alcanzar y le apoyó en una pared de esta habitación en la que se encontraban ahora para que se recompusiera, tal cual habría hecho seguramente Zalbath cuando intentaba abrirse camino por aquel pasillo, del que concluyó retrocediendo hacía apenas unos días atrás.
Y aquella criatura de gran altura, que se alzaba en forma agresiva contra él, y hacía apenas una semana era la indiscutible líder de los hombres lagarto. Recordaba haber tenido un encuentro con ella, donde se había presentado como 'Agah'. Y ahora esta actitud hostil.

Los cabos empezaban a atarse...

Mas un aura de incertidumbre custodiaba de aquel intrigante y nuevo personaje que entraba en escena.

"Ya veo, sabio asceta" -Le dijo Renvor sacando al monje de su ensimismamiento- "Quizás pueda hacer algo por tus compañeros.." -Mirando a los pálidos cuerpos de sus compañeros perdidos en la retirada del pasillo norte-

"Pe-pero están muertos... nada hay por hacer" -Le dijo el Puño Sagrado de Ilmater dudando aun de las intenciones de aquel hombre, mas no le impidió el paso cuando este pasó a su lado para dirigirse directo a los cuerpos- Inmediatamente recordó las capacidades de su difunto compañero Roy, quien había traído el alma de Snoozy de entre los muertos, aquel alegre enano con el que había viajado hasta aquí, y del que se había separado junto con la otra comitiva en busca de salidas de este lugar.. "Ni siquiera al alcance de las manos de un clérigo." -Expuso entonces, seguro de si mismo y sus palabras cuando vio Renvor agacharse hincando su rodilla y acercar a Roy a su regazo cual padre a su hijo- "Porque fueron-" -Interrumpido ahora Mirael por Renvor- "Alcanzados por el toque de una criatura incorporal, y posteriormente les fue arrancada el alma" -Completó entonces el hombre de la tabarda de cuero-
"Si" -Fue todo lo que Mirael pudo decir; se había quedado sin resuello tras la exactitud de la muerte de sus compañeros-

Posó nuevamente entonces el cuerpo de Roy en el piso. Y se levantó. "Debes asumir que la muerte es parte de la vida joven iniciado de los Puño Sagrado, y no hay nada mas honorable que la muerte natural, por mas adversas o injustas que fueran las circunstancias de la misma" -Mencionó Renvor, esas palabras, que se les antojaron a algunos de los compañeros tan similares a las palabras de Roy- Ante esto Mirael solo se limito a asentir a la par que Felagund también asentía, pues en lo profundo no solo que su dogma no se contraponía sino que se acoplaba muy bien a lo que el ya pensaba, y había tomado por válidas muchas de las palabras del clerigo al que le había tomado afecto aunque sin demostrarlo. Felagund no había pronunciado palabra alguna, con el muchas veces eso no era necesario.

"Mas esta no es una muerte natural, y condeno tal cosa. ¿Hacia donde están aquellos espectros con los que se encontraron?" -Pronunció Renvor, con el semblante enojado, aunque sin saberse bien de con quien, si se sabía ahora respecto a que-
"Hacia allí, por este pasillo, en dirección recta hacia el norte" -Indicó Felagund de buen grado, quien pensaba que en el semblante de Renvor se veía un deseo de venganza, la que desde cualquier punto de vista, él veía correcta-

"Iré a por la salvación de sus almas, acompañadme si gustáis" -Resolvió Renvor finalmente, desenvainando su espada bastarda y caminando hacia el pasillo norte-

sábado, 19 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - El pasillo del Oeste

El pasillo del Oeste


El singular personaje, Renvor, miró en los alrededores de la habitación en la que los compañeros estaban apostados. "Veo que han acontecido tristes sucesos con algunos de los suyos... ¿De donde vienen que les ha ocurrido tal desgracia? Yo vengo del pasillo Oeste.. mas hacia el fondo de este pasillo por el que vengo hay una intersección y" -Explicaba Renvor pero fué súbitamente cortado por Mirael-
"Si, la conocemos muy bien hemos pasado por la misma ya..." -Respondió el joven asceta- Y en ese instante recordó que había al fondo del pasillo del que el intrigante caballero decía provenir. Palideció súbitamente, al recordar las palabras de su aprehensor y posteriormente amigo, Zalbath Raziel. No parecían posibles las palabras de aquel hombre. ¿O sí?

"Este pasillo del que vine con estas gentes conduce a unas minas de unos enanos grises, duergar. Los mismos ya son de por sí fieros combatientes y nada amigables, por no decir inherentemente malignos también. Pero el problema no era ese, sino algo más.. Cuando encontramos las minas, los enanos estaban trabajando como si de robots animados por magia arcana se tratara.. un grupo de extraños seres de forma humanoide casi tan altos como los humanos, de carne correosa, con una cabeza que se asemejaba a la de un pulpo de cuatro tentáculos, un par de ojos blancos e hinchados que los hacían aun más horribles se acercaron, levitando desde la parte superior de la caverna. De cinco a nueve eran por lo que pude ver, quizás más. No llegué a ver mucho, pues cuando miré a una de esas criaturas un súbito dolor de cabeza, infinítamente peor que una migraña, llego para quedarse, impidiéndome ordenar mis pensamientos y pelear con claridad.
Fue una batalla dura, de la que temimos no salir de allí con vida, el hombre lagarto convocó una tormenta de la nada que hizo granizar en medio de la habitación, nuestras armas entrechocaron la hachas de los duergar dispuestos a todo, insensibles a los sentimientos; aquellas extrañas criaturas parecían de alguna manera sobrenatural, controlar los movimientos de los enanos, con una sincronización poco propia de ellos. Segun Rarrum Ressum, el hombre lagarto de dudosa lealtad, esto era en efecto, por acción de los Ilícidos, como el les llamaba a los Viscosos tentaculoides.
Inesperadamente, aquel hombre lagarto del que tanto dudábamos, sacó de quien sabe donde una estatuilla de una especie de bruja decrépita y larga, y la rompió delante de él diciendo 'Agah' y no se que más. Instantáneamente, una criatura semejante a la estatuilla pero de alrededor de los 3 metros y medio. Era una criatura imponente y horrible, pero luchaba destrozando a los enanos a diestra y siniestra haciendo caso omiso del dolor de las hachas, su altura, a la par que el largo de sus brazos, jugaron a favor nuestro; al parecer la criatura que el hombre lagarto convocó, no era nada merecedora de nuestro desprecio, y aquel hombre lagarto paso a ser, al menos para mi una criatura a la que habría de tratar con cuidado.
Al parecer, la criatura también se veía afectada por los ataques de la poderosa migraña. Pero era mucho mas resistente que nosotros a esos efectos. Luego, se hizo todo niebla, como si de un hechizo se tratara y la criatura dijo que corriera, y que cubriría nuestra retirada mientras pudiera ser consiente de sus actos. Y eso hicimos." -Zalbath Raziel, Guardia de Suzail, capital de Cormyr.-

jueves, 17 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - El intrigante caballero

El intrigante caballero

Pasos provenientes del pasillo del que habían venido.. Pasos firmes, tranquilos y seguros... Según los finos oídos de Felagund, el elfo, Un caminar de un solo conjunto de botas de cuero al golpear contra el solido y rocoso suelo de los pasillos, excavados a conciencia por criaturas que gozan del don de la buena edificación y artesanía. ¿Como podía ser posible? ¿Que ser o criatura podía caminar con tanta seguridad y provenir de aquellos pasillos? ¿Tal vez el mismísimo Gaarghmand? ¿Una criatura de otros planos? ¿Algo aún peor? ¿Vendrá tal vez de alguno de los otros igualmente peligrosos pasillos de la intersección?

Aquellos pensamientos le pusieron en alerta e inmediatamente se levantó del rocoso asiento que constituía el piso, para tomar posición junto al Puño Sagrado de Ilmater, Mirael, mientras Ensaloth hojeaba su libro arcano del que nunca se alejaba, misteriosamente calmo desde el piso, oculto de toda visiblidad posible desde aquel pasillo, cubierto ahora por la expectante intriga de los compañeros. ¿Donde estaban el resto de los compañeros? ¿Dearka, el veloz arquero, o Toolegar el valiente enamorado de la difunta Naria, VanGolBerr el semi-orco del que su temeraria hacha podría serles útiles en momentos críticos como este, o los demás?

De la oscuridad del fondo de aquel pasillo, un hombre de cabellos rizados, oscuros, cuyo largo no superaba sus hombros, y de poco volumen hizo su aparición, su caminar tranquilo, seguro, portando efectivamente unas botas de cuero, que formaban parte de un austero pero no menos imponente conjunto armado compuesto por una cota de mallas, un cinto de cuero, guantes de cuero, un tabardo de cuero también, que dejaba visible de su armamento la empuñadura y funda de un arma de hoja relativamente mas grande que una espada larga usual pero sin símbolos distintivos ni joyas ostentosas. A medida que se acercaba desde la distancia caminando a un tiempo que a los Felagund y Mirael se les antojaron siglos, se podía notar que poseía un rostro conformado de una mandíbula cuadrada, y numerosas cicatrices de una antigüedad incierta, que sacaba a la luz su experiencia en combate. Mas extrañamente, aunque encontraron a plena vista sangre opaca y viscosa en su pecho cual salpicadura de un corte a un oponente, no hallaron indicios de combate reciente en su cuerpo, ni agitación, ni heridas. Venia asiendo una pañoleta sobre la mancha fresca al parecer tratando de limpiarla.

Al no presentar una actitud hostil, los guardianes de los difuntos compañeros trataron de imitar esta actitud, aunque luego después pueda convertirse la misma, en un puro formalismo previo al enfrentamiento, si las cosas no fueran lo que parecen. Pero simplemente los compañeros no estaban con ánimos de provocar uno.

"Bien hallados, buenas gentes, mi nombre es Renvor" - Se dirigió el extraño asintiendo con la cabeza. Y guardando la pañoleta en alguno de los bolsillos internos de la tabarda.

miércoles, 16 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - El duelo de los compañeros

El duelo de los compañeros

Al otro lado de aquella impresionante roca desprendida del techo, y también respirando con dificultad, Ensaloth, el misterioso humano de túnicas al que todas la criaturas reconocían como Gaarghmand, y el constantemente negaba serlo, aunque aceptar que lo crean, dependiendo de las circunstancias, resultaba útil en cierta manera...

Y el inteligente conjurador supo manejar bien sus cartas, por lo menos hasta este momento.

Los espectros no disciernen quien es quien, sino simplemente donde esta la vida y que han de absorberla.


Mirael dejó en el piso los dos cuerpos sin vida, mortecinos, sabedor, de que el poder sobre la vida y la muerte de sus compañeros, estaba mas allá de las capacidades que Ilmater le podía conferir si al menos sus muertes fueran comunes y sus almas pudieran ir libres a los cielos destinados a ellos. Pero no, sus almas vagaban irremediablemente como espectros de la oscuridad.

Y la ira se apoderó de su corazón, mas nada podía hacer contra las fantasmagóricas apariciones.


Fue la disciplina aprendida con los monjes del Monasterio de la Rosa Amarilla, lo que lo instó a serenarse. Aunque sus nudillos continuaban blancos, por la fuerza ejercida, y pronto unos hilos de sangre recorrieron sus cerradas manos llegando a tocar el piso algunas gotas de su esencia vital.


Las respiraciones de los compañeros que seguían vivos fueron normalizandose, ninguno de los compañeros se habían movido aun, el silencio en la sala reinó, solo interrumpido por los sonidos de los ocasionales goteos de las manos de Mirael, y los pasos.. provenientes del pasillo del que habían venido.

martes, 15 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - Los recuerdos en los pasillos

Los recuerdos en los pasillos

Mirael, El joven seguidor de Ilmater, continuó su extenuante carrera a través del pasillo, cargando encima de sus hombros a sus dos compañeros, cruzando una intersección con otros dos caminos, formando una 'X' en el mapa que en algún momento iba dibujando Naria. En ese momento los recuerdos del reencuentro con Zalbath Raziel, el caballero de Tyr y miembro de la guardia de Suzail, asaltaron a su mente.
Zalbath había sido un aliado muy fuerte, que le había ayudado en varios combates sucedidos en la retorcida construcción, que se erigía en la parte subterránea de la Mansión del Señor Gaarghmand, el Regente de Nueva Arabel solo unas millas al sur de Arabel. No solo había participado en diversos enfrentamientos con Mirael, sino también con los otros viajeros y habitantes aprisionados bajo estas construcciones.
Y fue hacia el pasillo que daba al Oeste que luego de haberse separado con parte de la comitiva que se había formado, tan solo unos días atrás, se lo había reencontrado dirigiendo una retirada Acompañado de otros seis o siete personas que al igual que él, buscaban sobrevivir en este lugar y con suerte, escapar.
Y hacia el Este... hacia el Este a poca distancia de la intersección unas escaleras que ahondaban aun mas en la siniestra construcción bajando aun más en lo profundo, y allí criaturas de los Planos inferiores habían sido convocadas para mantener levantada por los mas imponentes poderes arcanos la imposiblemente gran construcción de cavernas y pasadizos que bajo la mansión había, dentro de la que se encontraban en cierta forma atrapados.
También fue allí abajo, que Zalbath impidió la muerte de sus compañeros...

"Envuelto en llamas y tan alto como dos veces un humano, este monstruo gigantesco desplegaba sus alas de murciélago y hacía restallar su cola como si fuera un látigo. Grandes escamas cubrían todo su cuerpo como si se tratara de una armadura y, cuando sonrió, reveló unos enormes colmillos de los que goteaba un veneno siseante. Fue en ese momento en que supimos que estábamos perdidos y echamos a correr hacia la otra habitación... Zalbath retuvo aunque sea por unos instantes, la carrera de uno de los indiscutibles líderes del infierno, pero detenerlo solo acrecentó mas la ira de la extraplanaria criatura.-
Mas, si daños no le realizó ninguno, su arma enarbolada con los preceptos del bien y su confianza plena en el Dios de la Justicia, Tyr; fue un placer de destruir para el Diablo, uno de los que parecía no había tenido en siglos...
Sin embargo luego de haberlo desmembrado casi completamente, y no contento con eso, trajo su alma que ya se estaba yendo en paz por haber cumplido con su deber de proteger a los débiles. Y pronunciando unas palabras inteligibles en su oscuro idioma la aprisionó en un anillo. La esencia celeste que trataba de escapar de allí era sin duda el alma de Zalbath Raziel.-" -Naria, La Barda enana-


Las palabras de Naria retumbaban en su cabeza, pero Mirael desechó pronto estos tristes pensamientos mientras se acercaba a aquella ampliación del pasillo en que solo unas rocas caidas del techo de diversos tamaños, incluso alguno del tamaño de bestias de carga, poblaban el ambiente. apoyado la espalda sobre una de ellas, sentado en el piso, se encontraba Felagund, el misterioso elfo solar que habían encontrado tiempo atrás, aún jadeando por la carrera. Felagund había actuado cono celeridad en el momento de la orden de Mirael, y largó a correr tan rápido como pudo, sin detenerse a pensar que sería de sus compañeros, ya los encontraría al volver aquí... si llegaban.

lunes, 14 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - Una Elección Equivocada

Una Elección Equivocada

El pasillo del frio antinatural
Y encontraron que a medida que avanzaban el frio ese apagaba las antorchas...
y continuaron en la oscuridad...

...

Pronto la oscuridad fue mágica, impidiendo la visión incluso a enanos.
Entonces Mirael el denominado Puño Sagrado pidió el favor de los dioses para ver a través de esta sacrílega fuerza de oscuridad, tanto para el como algunos de sus compañeros.
Y fue entonces que el pasillo a medida que avanzaban se fue ensanchando hasta convertirse en una sala tan antinaturalmente grande que una familia de dragones podría dormir y desperezarse sin molestar a los demas.
Entonces, por la gracia de Ilmater, fué que divisó un humanoide gigante, mas alto que una casa y compuesto de oscuridad absoluta. El mismo no llevaba ropas, era de piel lampiña y suave y carecía de rasgos que indicaran su sexo. Y eso no era todo.
Detrás de esta criatura, un gusano inmenso, cubierto con placas de armadura quitinosa de un color negro mortecino, con fauces cuajadas de dientes eran mas anchas que lo que un humano de alto, y sus dientes y graznate eran negros también.
A todo esto, Felagund no veía nada, pero el frio le calaba los huesos...
Por lógica, Mirael dedujo que correr atrás sería la mejor opción, y al grito de "Retrocedan!" Volvieron a donde el pasillo se estrechara nuevamente de manera que estas imponentes criaturas no pudieran alcanzarles...
Y corrieron hacia el pasillo, pero la criatura pronuncio unos susurros, apenas unos susurros, pero que se escucharon en todos los lugares de la sala.. Y de casi detrás de ellos, inmediatamente a que el humanoide sombrío terminara de hablar, dos criaturas siniestras y espectrales revestidas de oscuridad, sin rasgos ni apéndices visibles, excepto por los pequeños puntos rojos y brillantes de sus ojos
Y casi del mismo tamaño que el pasillo... aparecieron detrás de ellos.
Atravesaban las paredes...
Y se movían a una velocidad impresionante, que tomo por desprevenido incluso al veloz monje...
Al decir Retrocedan! La rapidez mental de Naria, fue mayor que la de Roy, el clérigo consagrado de Kelemvor..
Y largo a correr con los demás...
Roy, que salió solo unos instantes después, llevaba una armadura muy buena, de aquellas que solo los grandes guerreros podían se podía dar el lujo de comprar... Una lustrada Armadura completa de placas. La que muy útil era para los combates contra otros hombres, pero nada podía hacer contra estos espectros..
Incluso, retrasó su retirada, porque la misma no estaba diseñada para correr.
Naria que iba tan solo unos pies mas adelante nada pudo hacer cuando la impotencia la asaltó, al ver que los aterradores incorpóreos alcanzaban a Roy el que a pesar de seguir corriendo iba lentamente perdiendo como el frio se extendía y entumecía su cuerpo, y la vida se el escapaba de las manos, cual reloj de arena...
Con el estrépito de la caída al piso probablemente inconsciente o muerto de Roy, Mirael, quien encabezaba la comitiva de retirada dada su agilidad excepcional, se detuvo en seco, para volver corriendo tomar el cuerpo de Roy del control de los espectros y llevarlo fuera del alcance de ellos...
Y así fue que pasó por al lado de Naria quien a duras penas continuaba su carrera, pero sus fuertes y resistentes piernas enanas, no eran competencia para Mirael, quien no solo se cruzo con ella al volver a buscar a Roy, sino también al volver con el cuerpo de el en brazos...
La velocidad de Naria Tampoco fue competencia para los aterradores incorpóreos sedientos de vida.
Mirael, haciendo acopio de una fuerza que solo los dioses podian conferirle dada su condición de entrega y devoción a su benigna deidad, volvió a buscar a Naria, quien al darse cuenta que no hacia sino retrasar lo inevitable dejo de correr para girarse y pronunciar unas palabras inteligibles, las cuales generaron un súbito arremolinamiento de luz que rodeo a los sentidos de la entregada enana.
Cuando Mirael llegó, la enana se desvanecía, diciéndole "Escucha!.. Perciben la vida, no se guian por la vista.. y Son vulnerables a la luz natural del sol..."

Mirael, levanto su cuerpo ya sin vida , con el Caballero de Kelemvor en brazos, y con el poder conferido en su cuerpo, en un estado cercano a la perfección, levanto a la enana y echo a correr, sin perder un solo metro a pesar de el peso.
De el frio cuerpo cubierto de metal de Roy Greenhilt, empezó a alejarse una forma pequeña (Del tamaño de un humano) a imagen y semejanza de los aterradores incorpóreos.
Su espíritu había sido arrancado de su cuerpo, por efecto de los espectros, y estaba ahora bajo su control.
Mirael nada pudo hacer mas que continuar su carrera.
Al tiempo, los espectros cesaron su persecución, cuando, el alma del cuerpo sin vida de Naria fue transformada en un incorpóreo más, que se unió a la comitiva de regreso a la oscuridad de los incorpóreos mayores.