miércoles, 16 de enero de 2008

Bajo la mansión de Gaarghmand - El duelo de los compañeros

El duelo de los compañeros

Al otro lado de aquella impresionante roca desprendida del techo, y también respirando con dificultad, Ensaloth, el misterioso humano de túnicas al que todas la criaturas reconocían como Gaarghmand, y el constantemente negaba serlo, aunque aceptar que lo crean, dependiendo de las circunstancias, resultaba útil en cierta manera...

Y el inteligente conjurador supo manejar bien sus cartas, por lo menos hasta este momento.

Los espectros no disciernen quien es quien, sino simplemente donde esta la vida y que han de absorberla.


Mirael dejó en el piso los dos cuerpos sin vida, mortecinos, sabedor, de que el poder sobre la vida y la muerte de sus compañeros, estaba mas allá de las capacidades que Ilmater le podía conferir si al menos sus muertes fueran comunes y sus almas pudieran ir libres a los cielos destinados a ellos. Pero no, sus almas vagaban irremediablemente como espectros de la oscuridad.

Y la ira se apoderó de su corazón, mas nada podía hacer contra las fantasmagóricas apariciones.


Fue la disciplina aprendida con los monjes del Monasterio de la Rosa Amarilla, lo que lo instó a serenarse. Aunque sus nudillos continuaban blancos, por la fuerza ejercida, y pronto unos hilos de sangre recorrieron sus cerradas manos llegando a tocar el piso algunas gotas de su esencia vital.


Las respiraciones de los compañeros que seguían vivos fueron normalizandose, ninguno de los compañeros se habían movido aun, el silencio en la sala reinó, solo interrumpido por los sonidos de los ocasionales goteos de las manos de Mirael, y los pasos.. provenientes del pasillo del que habían venido.

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