El pasillo del Oeste
El singular personaje, Renvor, miró en los alrededores de la habitación en la que los compañeros estaban apostados. "Veo que han acontecido tristes sucesos con algunos de los suyos... ¿De donde vienen que les ha ocurrido tal desgracia? Yo vengo del pasillo Oeste.. mas hacia el fondo de este pasillo por el que vengo hay una intersección y" -Explicaba Renvor pero fué súbitamente cortado por Mirael-
"Si, la conocemos muy bien hemos pasado por la misma ya..." -Respondió el joven asceta- Y en ese instante recordó que había al fondo del pasillo del que el intrigante caballero decía provenir. Palideció súbitamente, al recordar las palabras de su aprehensor y posteriormente amigo, Zalbath Raziel. No parecían posibles las palabras de aquel hombre. ¿O sí?
"Este pasillo del que vine con estas gentes conduce a unas minas de unos enanos grises, duergar. Los mismos ya son de por sí fieros combatientes y nada amigables, por no decir inherentemente malignos también. Pero el problema no era ese, sino algo más.. Cuando encontramos las minas, los enanos estaban trabajando como si de robots animados por magia arcana se tratara.. un grupo de extraños seres de forma humanoide casi tan altos como los humanos, de carne correosa, con una cabeza que se asemejaba a la de un pulpo de cuatro tentáculos, un par de ojos blancos e hinchados que los hacían aun más horribles se acercaron, levitando desde la parte superior de la caverna. De cinco a nueve eran por lo que pude ver, quizás más. No llegué a ver mucho, pues cuando miré a una de esas criaturas un súbito dolor de cabeza, infinítamente peor que una migraña, llego para quedarse, impidiéndome ordenar mis pensamientos y pelear con claridad.
Fue una batalla dura, de la que temimos no salir de allí con vida, el hombre lagarto convocó una tormenta de la nada que hizo granizar en medio de la habitación, nuestras armas entrechocaron la hachas de los duergar dispuestos a todo, insensibles a los sentimientos; aquellas extrañas criaturas parecían de alguna manera sobrenatural, controlar los movimientos de los enanos, con una sincronización poco propia de ellos. Segun Rarrum Ressum, el hombre lagarto de dudosa lealtad, esto era en efecto, por acción de los Ilícidos, como el les llamaba a los Viscosos tentaculoides.
Inesperadamente, aquel hombre lagarto del que tanto dudábamos, sacó de quien sabe donde una estatuilla de una especie de bruja decrépita y larga, y la rompió delante de él diciendo 'Agah' y no se que más. Instantáneamente, una criatura semejante a la estatuilla pero de alrededor de los 3 metros y medio. Era una criatura imponente y horrible, pero luchaba destrozando a los enanos a diestra y siniestra haciendo caso omiso del dolor de las hachas, su altura, a la par que el largo de sus brazos, jugaron a favor nuestro; al parecer la criatura que el hombre lagarto convocó, no era nada merecedora de nuestro desprecio, y aquel hombre lagarto paso a ser, al menos para mi una criatura a la que habría de tratar con cuidado.
Al parecer, la criatura también se veía afectada por los ataques de la poderosa migraña. Pero era mucho mas resistente que nosotros a esos efectos. Luego, se hizo todo niebla, como si de un hechizo se tratara y la criatura dijo que corriera, y que cubriría nuestra retirada mientras pudiera ser consiente de sus actos. Y eso hicimos." -Zalbath Raziel, Guardia de Suzail, capital de Cormyr.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario