Por la salvación de sus almas
¿Como podía ser? Zalbath era un más que capaz combatiente con una irrevocable fe en su deidad, que hacía que incluso el mas necio lo pensara dos veces antes de entrar en combate con el. Y según aquel campeón de Tyr, cuya palabra era defendida con su estricto sentido del honor y justicia, ubicándose entre los más aguerridos de su credo, la batalla contra los duergar y sus amos ilicidos no había sido posible vencerles, y aquellas minas eran ergo inexpugnables.¿Acaso entonces este hombre estaba controlado también por los ilicidos? Se preguntó Mirael preso de tantas dudas que perturbaban su mente. Trató de hacer memoria de cuando intento ir hacia aquel pasillo en compañía de Toolegar, el enano y el gnomo compañero de la mercenaria de Marcus Greenhilt, hermano del ahora difunto clérigo Roy Greenhilt.
Recordó los ataques e intrusiones mentales, mas no vió nada a causa de la niebla, que se dio a lugar solo instantes después de haber entrado a aquella parte de la intrincada construcción subterránea. Recordó haber visto a travéz de la niebla, a la silueta de un humanoide de complecciones alargadas y mas de dos metros de altura, pues esta medida se perdía en la niebla. Esta criatura también se movía cual robot. Y su complexión física concordaba con la criatura descripta por Zalbath. En su mente hicieron mella los instantes en que sus compañeros eran dejados desvalidos a efectos de los múltiples ataques de los desolladores mentales. Y que el tuvo que retroceder llevando a la rastra a su compañero enano, mientras del gnomo, entre la niebla, lo perdió, cual sombra en la noche. Sin ponerse a pensar, ya que aquello confería un dolor indescriptible que lo haría incapaz de articular movimientos, mediante un acto reflejo tomo de una de las placas de la armadura a su indefenso y amedrentado compañero enano y le llevó atrás a la mayor velocidad que logró alcanzar y le apoyó en una pared de esta habitación en la que se encontraban ahora para que se recompusiera, tal cual habría hecho seguramente Zalbath cuando intentaba abrirse camino por aquel pasillo, del que concluyó retrocediendo hacía apenas unos días atrás.
Y aquella criatura de gran altura, que se alzaba en forma agresiva contra él, y hacía apenas una semana era la indiscutible líder de los hombres lagarto. Recordaba haber tenido un encuentro con ella, donde se había presentado como 'Agah'. Y ahora esta actitud hostil.
Los cabos empezaban a atarse...
Mas un aura de incertidumbre custodiaba de aquel intrigante y nuevo personaje que entraba en escena.
"Ya veo, sabio asceta" -Le dijo Renvor sacando al monje de su ensimismamiento- "Quizás pueda hacer algo por tus compañeros.." -Mirando a los pálidos cuerpos de sus compañeros perdidos en la retirada del pasillo norte-
"Pe-pero están muertos... nada hay por hacer" -Le dijo el Puño Sagrado de Ilmater dudando aun de las intenciones de aquel hombre, mas no le impidió el paso cuando este pasó a su lado para dirigirse directo a los cuerpos- Inmediatamente recordó las capacidades de su difunto compañero Roy, quien había traído el alma de Snoozy de entre los muertos, aquel alegre enano con el que había viajado hasta aquí, y del que se había separado junto con la otra comitiva en busca de salidas de este lugar.. "Ni siquiera al alcance de las manos de un clérigo." -Expuso entonces, seguro de si mismo y sus palabras cuando vio Renvor agacharse hincando su rodilla y acercar a Roy a su regazo cual padre a su hijo- "Porque fueron-" -Interrumpido ahora Mirael por Renvor- "Alcanzados por el toque de una criatura incorporal, y posteriormente les fue arrancada el alma" -Completó entonces el hombre de la tabarda de cuero-
"Si" -Fue todo lo que Mirael pudo decir; se había quedado sin resuello tras la exactitud de la muerte de sus compañeros-
Posó nuevamente entonces el cuerpo de Roy en el piso. Y se levantó. "Debes asumir que la muerte es parte de la vida joven iniciado de los Puño Sagrado, y no hay nada mas honorable que la muerte natural, por mas adversas o injustas que fueran las circunstancias de la misma" -Mencionó Renvor, esas palabras, que se les antojaron a algunos de los compañeros tan similares a las palabras de Roy- Ante esto Mirael solo se limito a asentir a la par que Felagund también asentía, pues en lo profundo no solo que su dogma no se contraponía sino que se acoplaba muy bien a lo que el ya pensaba, y había tomado por válidas muchas de las palabras del clerigo al que le había tomado afecto aunque sin demostrarlo. Felagund no había pronunciado palabra alguna, con el muchas veces eso no era necesario.
"Mas esta no es una muerte natural, y condeno tal cosa. ¿Hacia donde están aquellos espectros con los que se encontraron?" -Pronunció Renvor, con el semblante enojado, aunque sin saberse bien de con quien, si se sabía ahora respecto a que-
"Hacia allí, por este pasillo, en dirección recta hacia el norte" -Indicó Felagund de buen grado, quien pensaba que en el semblante de Renvor se veía un deseo de venganza, la que desde cualquier punto de vista, él veía correcta-
"Iré a por la salvación de sus almas, acompañadme si gustáis" -Resolvió Renvor finalmente, desenvainando su espada bastarda y caminando hacia el pasillo norte-
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