Los recuerdos en los pasillos
Mirael, El joven seguidor de Ilmater, continuó su extenuante carrera a través del pasillo, cargando encima de sus hombros a sus dos compañeros, cruzando una intersección con otros dos caminos, formando una 'X' en el mapa que en algún momento iba dibujando Naria. En ese momento los recuerdos del reencuentro con Zalbath Raziel, el caballero de Tyr y miembro de la guardia de Suzail, asaltaron a su mente.Zalbath había sido un aliado muy fuerte, que le había ayudado en varios combates sucedidos en la retorcida construcción, que se erigía en la parte subterránea de la Mansión del Señor Gaarghmand, el Regente de Nueva Arabel solo unas millas al sur de Arabel. No solo había participado en diversos enfrentamientos con Mirael, sino también con los otros viajeros y habitantes aprisionados bajo estas construcciones.
Y fue hacia el pasillo que daba al Oeste que luego de haberse separado con parte de la comitiva que se había formado, tan solo unos días atrás, se lo había reencontrado dirigiendo una retirada Acompañado de otros seis o siete personas que al igual que él, buscaban sobrevivir en este lugar y con suerte, escapar.
Y hacia el Este... hacia el Este a poca distancia de la intersección unas escaleras que ahondaban aun mas en la siniestra construcción bajando aun más en lo profundo, y allí criaturas de los Planos inferiores habían sido convocadas para mantener levantada por los mas imponentes poderes arcanos la imposiblemente gran construcción de cavernas y pasadizos que bajo la mansión había, dentro de la que se encontraban en cierta forma atrapados.
También fue allí abajo, que Zalbath impidió la muerte de sus compañeros...
"Envuelto en llamas y tan alto como dos veces un humano, este monstruo gigantesco desplegaba sus alas de murciélago y hacía restallar su cola como si fuera un látigo. Grandes escamas cubrían todo su cuerpo como si se tratara de una armadura y, cuando sonrió, reveló unos enormes colmillos de los que goteaba un veneno siseante. Fue en ese momento en que supimos que estábamos perdidos y echamos a correr hacia la otra habitación... Zalbath retuvo aunque sea por unos instantes, la carrera de uno de los indiscutibles líderes del infierno, pero detenerlo solo acrecentó mas la ira de la extraplanaria criatura.-
Mas, si daños no le realizó ninguno, su arma enarbolada con los preceptos del bien y su confianza plena en el Dios de la Justicia, Tyr; fue un placer de destruir para el Diablo, uno de los que parecía no había tenido en siglos...
Sin embargo luego de haberlo desmembrado casi completamente, y no contento con eso, trajo su alma que ya se estaba yendo en paz por haber cumplido con su deber de proteger a los débiles. Y pronunciando unas palabras inteligibles en su oscuro idioma la aprisionó en un anillo. La esencia celeste que trataba de escapar de allí era sin duda el alma de Zalbath Raziel.-" -Naria, La Barda enana-
Las palabras de Naria retumbaban en su cabeza, pero Mirael desechó pronto estos tristes pensamientos mientras se acercaba a aquella ampliación del pasillo en que solo unas rocas caidas del techo de diversos tamaños, incluso alguno del tamaño de bestias de carga, poblaban el ambiente. apoyado la espalda sobre una de ellas, sentado en el piso, se encontraba Felagund, el misterioso elfo solar que habían encontrado tiempo atrás, aún jadeando por la carrera. Felagund había actuado cono celeridad en el momento de la orden de Mirael, y largó a correr tan rápido como pudo, sin detenerse a pensar que sería de sus compañeros, ya los encontraría al volver aquí... si llegaban.
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